Los problemas de salud mental quedan muchas veces invisibilizados en el caso de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias. A menudo se produce el efecto ‘eclipse’: se oculta esta realidad tras la presencia de la discapacidad intelectual. En las entidades de Plena inclusión, la confederación que agrupa a 935 asociaciones que trabajan por los derechos de 140.000 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, se contempla cómo la no atención de estos casos es, de hecho, una discriminación denunciable.
Ante esta situación y aprovechando que mañana sábado, 10 de octubre, se celebra el Día internacional de la Salud Mental, Plena inclusión lanza una campaña con el lema: ‘Salud Mental para cada persona’, con el que se quiere poner de manifiesto la enorme diversidad que se manifiesta en torno a la salud mental. Esta acción, que cuenta con el apoyo varias federaciones del movimiento asociativo, se está difundiendo desde hace días en redes sociales.
En el manifiesto elaborado para reivindicar en el Día Internacional de la Salud Mental, Plena inclusión señala “la coexistencia de ambas situaciones (discapacidad intelectual o del desarrollo y problemas de salud mental), generalmente no reconocida, casi siempre infradiagnosticada y consecuentemente, no tratada o tratada de forma inadecuada”.
Doble discriminación
“Para una persona con discapacidad intelectual o del desarrollo, un problema de salud mental adicional suele implicar situaciones de doble discriminación limitando aún más sus oportunidades de elegir cómo quiere vivir su vida y sentirse parte de su comunidad. Esto afecta también a su familia, al tiempo que genera un importante impacto en su calidad de vida”, prosigue el texto que ha contado con aportaciones de personas expertas y con la consulta de estudios especializados.
También se pone la atención en el nuevo escenario planteado por el advenimiento de la COVID-19 que complica aún más la ya de por sí difícil situación que viven las personas y sus familias. “Para afrontar esta nueva normalidad precisan de apoyos que no están recibiendo. Si para todas las personas esta situación es compleja, para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo con problemas de salud mental y sus familias supone retos en ocasiones insuperables”.
Por último, el escrito recoge las siguientes reivindicaciones:
- Que la atención sanitaria y social a las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo y trastornos de salud mental, y a sus cuidadores principales, sea considerada prioritaria y urgente.
- Que se dé una respuesta prioritaria, de calidad y ágil a las situaciones de emergencia social que se están dando en personas con discapacidad intelectual o del desarrollo con problemas de conducta y/o salud mental y sus familias en la Pandemia.
- Que se aumente la inversión en recursos para la salud mental de las personas.
- Que se fomente el acceso a la información y la participación de las personas y sus familias en la toma de decisiones relativas a su salud mental, a través de estrategias como la lectura fácil o la accesibilidad cognitiva en los entornos o las competencias de los sanitarios en comunicación fácil.
- Que se establezcan planes de formación y capacitación especializada en discapacidad intelectual o del desarrollo en todas las ramas profesionales vinculadas con la salud mental.
- Que se establezcan protocolos para reducir cualquier practica en los entornos sociosanitarios que suponga una vulneración de los derechos de las personas, incluyendo planes de reducción de restricciones.
- Garantizar que en situaciones de emergencia sanitaria como la ocasionada por la pandemia COVID-19 se respete su derecho a la atención médica especializada sin discriminación, garantizando y reforzándose los apoyos y acompañamientos en situaciones de especial vulnerabilidad.